El proyecto consistió en la creación de un complejo educativo moderno que abarca aulas para los niveles primario y secundario, oficinas administrativas, comedor, cocina, gimnasio, canchas deportivas, estacionamientos y áreas verdes. Las edificaciones fueron diseñadas con alturas entre dos y cuatro niveles. Para su ejecución, se demolieron infraestructuras existentes y se realizó la preparación del terreno, lo que incluyó la remoción de 1.24 hectáreas de vegetación, en su mayoría herbazales y fragmentos de bosque secundario intervenido. El Estudio de Impacto Ambiental (Categoría II, Decreto Ejecutivo 123/2009) clasificó los impactos como parciales y mitigables mediante medidas técnicas, como el rescate de fauna, control de emisiones, manejo adecuado de residuos y monitoreo arqueológico preventivo. Se implementó un plan de participación ciudadana, y el proyecto alcanzó una aceptación social superior al 90%.